El dulce no mata, matan los excesos / Le tengo el remedio

 El dulce no mata, matan los excesos Hay que dejar la bobada: el azúcar -la glucosa, para ser más precisos- es necesaria para el cuerpo. Mejor dicho, si no la tiene contraindicada, no hay razón para eliminarla de manera radical de la dieta.

Así que métase en la cabeza que el azúcar no es un veneno, como muchos lo han querido vender desde hace años. El gusto por el dulce es innato y el azúcar, bien consumido, es decir, con moderación, es vital para el funcionamiento del organismo.  

Aprenda: La glucosa es la principal fuente de energía del cuerpo, es el combustible celular por excelencia. Al llegar a las células, necesita del oxígeno para degradarse. De esa reacción sale la energía que requiere el cuerpo para todas sus funciones. En otras palabras, sin glucosa no tendríamos energía, y sin ella no se puede vivir.

No olvide: La sangre le proporciona cerca de 140 gramos de glucosa diaria al cerebro para que pueda vivir. Me explico: las neuronas son tan melindrosas que solo se alimentan de glucosa, lo que exige una dosis de azúcar para su funcionamiento. ¿Claro?

Recuerde: Cuando el organismo no recibe glucosa, echa mano de su estructura para convertirla en energía. Es como si cogiéramos los cimientos de la casa para calentarnos las manos. ¿No le parece muy costoso?

Tenga en cuenta: La glucosa se obtiene esencialmente de los carbohidratos que se ingieren en la dieta y que están en frutas, almidones (presentes en legumbres y harinas) y lácteos o en el azúcar común y corriente. Algunos son simples, otros más complejos, pero todos proporcionan glucosa al cuerpo.

Mucho ojo: Los azúcares no son malos para el cuerpo, lo malo son los excesos. Y un exceso de carbohidratos puede llevar a un aumento de las calorías totales, que se convierten en grasa y causan obesidad.

Por último: El 60 por ciento de las calorías del cuerpo debe venir de los azúcares y los carbohidratos, preferiblemente de los naturales. Si se decide por el azúcar de mesa, consúmalo con moderación. Y asesórese de un nutricionista si en su familia hay antecedentes de diabetes.

Tomado de: http://goo.gl/6SoXv
Carlos F. Fernández

Asesor médico de EL TIEMPO