Estados Unidos puso fin a más de tres décadas de subsidios para los productores de etanol, que le costaron al fisco más de 6.000 millones de dólares anuales.
Así se dispuso luego de que el Congreso inició su receso de fin de año sin extender los subsidios que han ayudado a producir biocombustible a base de maíz, generando la extinción de los subsidios por inacción legislativa.
Los subsidios para los agricultores surgieron del llamado de atención que recibió E.E.U.U. cuando en 1973 un embargo petrolero árabe demostró hasta qué punto la mayor economía del planeta dependía de los hidrocarburos importados.
Durante la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981) hubo mucho entusiasmo por los biocombustibles, aunque con Ronald Reagan aminoró la búsqueda de fuentes alternativas de energía, los subsidios para los productores de etanol se mantuvieron.
Una ley del 2005 requería la producción anual de 28.350 millones de litros de combustibles a partir de recursos renovables, y la producción de ese año fue de 23.625 millones de litros.
Una revisión de la ley en el 2007 fijó la meta de producción de 136.000 millones de litros en el 2022, del total, al menos 56.700 millones de litros deben proceder de etanol obtenido de maíz, y el resto, de otros cultivos.
En las estaciones de gasolina de casi todo E.E.U.U. ya es habitual el surtido de combustibles que contienen al menos 10% de etanol de maíz, y la mayoría de los expertos cree que el mantenimiento de ese requisito federal es suficiente apoyo para los productores, de manera que los subsidios ya no son necesarios.
Tomado de: El Tiempo